Veneno. Es lo único en lo que pienso cuando lo nombran. Muy pronto, un sentimiento irritante trepa a las venas de mi cuello. Un sabor agridulce permanece en la punta de la lengua. En cada letra se hace sentir el odio de un recuerdo ácido y mal oliente. Es un fastidio y aún más un gran hastío. No lo soporto pero es sólo un pedazo de brócoli.
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