Hoy es la primera noche de verano, vamos tú y yo maniatados. La mácula arena cosquillea entre mis dedos y el viento me susurra que no hay licencia para conocernos.
El oleaje espumoso penetra en mis sentidos, tus dedos se han extraviados en el fin de mis caderas y entre mis piernas crece una humedad desconocida.
Los labios se desgarran en una pugna devastadora, son nuestras perlas las protagonistas.
La noche se hace cálida. Primer encuentro perdido, mis ropas abandonan al cuerpo repleto de gemidos.
Con un breve masaje, las uñas construyen surcos en tu amplio torso y como un toro salvaje te has lanzado al encuentro de un personaje solitario que persigue la gloria en un breve roce con la muerte.
La seducción me ha devorado. Me elevo al manto que nos protege en busca de un manual de aprendizaje y en su lugar me refugio en unos ojos ardientes por enseñar.
La noche hierve. Los espíritus abandonan a sus cofres para enlazarse en la cima de un monte sin final.
Mis movimientos son torpes, empero recupero el ánimo con el pose de tu aliento en mi desnudez. El pudor cedió su protagonismo en el primer beso.
La noche se enfría, vamos tú y yo maniatados con los cuerpos calientes... haciendo equilibrio en el horizonte cómplice de ésta mi primera noche de verano.
El oleaje espumoso penetra en mis sentidos, tus dedos se han extraviados en el fin de mis caderas y entre mis piernas crece una humedad desconocida.
Los labios se desgarran en una pugna devastadora, son nuestras perlas las protagonistas.
La noche se hace cálida. Primer encuentro perdido, mis ropas abandonan al cuerpo repleto de gemidos.
Con un breve masaje, las uñas construyen surcos en tu amplio torso y como un toro salvaje te has lanzado al encuentro de un personaje solitario que persigue la gloria en un breve roce con la muerte.
La seducción me ha devorado. Me elevo al manto que nos protege en busca de un manual de aprendizaje y en su lugar me refugio en unos ojos ardientes por enseñar.
La noche hierve. Los espíritus abandonan a sus cofres para enlazarse en la cima de un monte sin final.
Mis movimientos son torpes, empero recupero el ánimo con el pose de tu aliento en mi desnudez. El pudor cedió su protagonismo en el primer beso.
La noche se enfría, vamos tú y yo maniatados con los cuerpos calientes... haciendo equilibrio en el horizonte cómplice de ésta mi primera noche de verano.
1 comentario:
Me gustó la carga de erotismo que tiene impregnada el texto. Y hay muchas imágenes bellas!!
Saludos!
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