2 de febrero de 2010

contacto

Las horas se quiebran en este vaso de tequila. Los retos se nublan en la madera de la barra. Los secretos son susurrados al compás del viento entre canciones de moda. Su sonrisa me debilita la memoria. Las manos tiemblan en el acero de este banquillo. Los corazones se cruzan con los pinchos de queso y olivos. La comprensión carece de significado en el fondo del cristal. La superficie es ruda; lo profundo, inaccesible. Las bocanadas de humo grisáceo-naranja evitan la pureza de nuestras miradas. Estamos solos... observándonos, comiéndonos la distancia sin cáscaras ni maní, atiborrándonos de recuerdos, de excusas, de pretextos. Estamos solos, los dos.

No hay comentarios.: