En una ciudad que nunca duerme habita un corazon lastimado; representado por una mirada, aun inocente.
Veinticuatro horas, kilometros acumulados entre los ojos, palabras flotantes.
La nostalgia viste al cuerpo. Una lengua extranjera, que no se come con papas ni enchiladas.
Una cama vacia que se agiganta con el silencio de una habitacion igualmente vacia.
Un jugador exahusto se nutre de fortaleza... cuando cierra las persianas negras. Al despertar, le espera una historia distinta. La piel sera canela y las enchiladas se comeran con la lengua extranjera!
21 de junio de 2007
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