Ya con las ideas fijas, abrió la bolsa de color arena y en ella sumergió las narices. Emulaba a un asmático en el ejercicio de respirar.
En ese momento, la dama se encontraba sola en medio del caos estacional. Tablistas y rubias con cuerpo de modelo azoraban el pueblo imaginario del edén.
Ahora sólo le restaba ejecutar.
Caminó con pisada fuerte hasta llegar al peñasco donde rompían las olas, cuya espuma no hacía más que enfatizar un sentimiento reprimido.
Una vez postrada en lo alto dibujó recuerdos con los dedos como una ofrenda al viento. Quedaron bien en el lienzo ocre. Sus amantes le entristecieron la mirada. La dama no la sostuvo más.
Apretó los dientes y los puños... lanzó el grito más profundo y oscuro que de sus pulmones emergió. En breve, su cuerpo entero se apoyaba en sus rodillas y sus brazos se agitaban como si fuera una marioneta sometida por un torpe. El grito no cesó. Más bien se concentró de forma tal que por instántes era aullido y por otros, simples gemidos.
La impresión que se registró en el ambiente hizo imborrable este recuerdo. La dama regresó al auto y antes de marcharse barrió con los ojos enjuagados el espacio inanimado donde la muerte reinó.
Me pregunto si ella alguna vez regresó...
Apretó los dientes y los puños... lanzó el grito más profundo y oscuro que de sus pulmones emergió. En breve, su cuerpo entero se apoyaba en sus rodillas y sus brazos se agitaban como si fuera una marioneta sometida por un torpe. El grito no cesó. Más bien se concentró de forma tal que por instántes era aullido y por otros, simples gemidos.
La impresión que se registró en el ambiente hizo imborrable este recuerdo. La dama regresó al auto y antes de marcharse barrió con los ojos enjuagados el espacio inanimado donde la muerte reinó.
Me pregunto si ella alguna vez regresó...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario