27 de abril de 2007

Despedida a un grande

Lamento la partida de un poeta extraordianrio. La pérdida es grande.

Lo recuerdo, como merece, tras la tinta de las letras que hizo suyas:

REGRESANDO AL PERÚ EN BARCO

Supremas
inmensidades del mar y del cielo, mírenme,
yo soy el que va a su patria, el que
lame la sal que se cristaliza
en las barandas del barco, el que
apoya su peso
en una pierna y otra
para compensar el bamboleo de la nave y así mantener
la línea del horizonte y la línea del corazón.

Hace días que estoy hipnótico en el centro
del Atlántico. La única referencia
para saber que avanzo
es mi propio pasado: está ahora delante
como un tigre que me dio una tregua.

He dejado atrás varios días eternos
y una cáscara de naranja
flotando
en el Mediterráneo. La cáscara parece
gracia o ingenio
de la poesía, y en verdad es
algo aterrador cuando cae sobre esos mis días
y las aguas:
es un documento humano, lo mismo
que mi brazo o mi zapato.

Y otra vez voceo:
yo soy el que voy, y salto
para que las inmensidades
me vean. Mírenme
trayendo en mis brazos mi propio cuerpo
para entregarlo a sus dueñas, mi madrey mi esposa
que me esperan
sabiendo
que nada puede cambiar: ir y volver, un giro
dentro de la misma fuente de salmuera.

Allá en las costas amarillas
de mi país
coma mi carne cualquiera de ellas.

José Watanabe (De Cosas del cuerpo)

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