Es un día de verano, el rostro se ha perlado de sudor, me detengo a disfrutar de un trozo de la mejor gastronomía (la peruana) acompañada de un trago de la malta que reanima.
Quedaron atrás el bullicio y la contaminación que acaparan las calles y plazuelas.
Hoy no existe fórmula para el desánimo. Hoy, sólo queda el rumor de la felicidad!
Veo a lo lejos, en el dorado color del cielo sin techo, un avión repleto de soñadores; viajantes y trovadores que estructuran sus vidas con poesía. Oigo con detenimiento la risa de los niños que mañana no recordarán porqué rieron hoy.
Me hago grande con el aire que inhalo y chiquitita con la sonrisa que me regala un par.
Este es uno de esos días llenos de significado porque, aún cuando nada extraordinario suceda, me permito ser genuinamente feliz; tanto... que casi olvido que hoy es uno de esos días que me causan jaqueca: un día de verano.
Quedaron atrás el bullicio y la contaminación que acaparan las calles y plazuelas.
Hoy no existe fórmula para el desánimo. Hoy, sólo queda el rumor de la felicidad!
Veo a lo lejos, en el dorado color del cielo sin techo, un avión repleto de soñadores; viajantes y trovadores que estructuran sus vidas con poesía. Oigo con detenimiento la risa de los niños que mañana no recordarán porqué rieron hoy.
Me hago grande con el aire que inhalo y chiquitita con la sonrisa que me regala un par.
Este es uno de esos días llenos de significado porque, aún cuando nada extraordinario suceda, me permito ser genuinamente feliz; tanto... que casi olvido que hoy es uno de esos días que me causan jaqueca: un día de verano.
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